Ufff...esta me tocó difícil...
- Primero, la original, la mente maestra, la que dirige la batuta: Melissa................si...esa es, netamente, mi YO intelectual, la que vive por sus estudios...ultimamente, se ha desarrollado bastante, todo debido a mi ingreso al mundo universitario, pero ese es otro tema...
- en segundo lugar, la loca que ama sacarle en cara a la gente sus logros, Liss...presumida a no dar más...se desarrolló justo después o en paralelo a Melissa, ya que, la primera hacía las cosas, y, la segunda, las presumía sin inmutarse...
- la tercera, la loca sádica, maga (?), piromaniaca, sadomasoquista, sanguinária, amante de la sangre, vísceras saltando, etc, que se cree vampira,; Miranda...esta loquilla nació con el propósito de representarme en varias páginas, pero, logró desarrollarse netamente con la lectura de fanfics, hasta ser lo que es ahora...
- la cuarta, Shadow, mi YO vampiro (si...esta sí es vampira)- gótica...bueno...ella nació de las lecturas de libros de vampiros (Drácula, Saga Twilight, Saga Crónicas Vampíricas de Anne Rice, etc...)
- a Shadow, le siguió la loca del animé/manga/fanfics/todo, Naranjita...en el post anterior, sale el cómo nació esta pequeña...ella se dedica a hiperventilar cada vez que puede, cosa que, a veces, se sale un poquito, no mucho, de control...aunque, Miranda es la única ha logrado someterlo...al menos, hasta el nacimiento de Rox, pero esa es otra historia....
- la última en "nacer" de esta primera tanda de personalidades, fue Mili, la tierna, ese YO que sale poco, pero cuando sale, es imposible no agarrarle cariño...es que es TAN tierna!
Comenzaba un nuevo año escolar. Con la mente despierta entré a la sala y me acomodé en el primer puesto que vi como aceptable. Con mis compañeras-pseudo-amigas habíamos decidido en alguna parte del verano quién se iba a sentar con quién, ahora mismo no recuerdo quién era la que iba a sentarse conmigo. Por supuesto, no es algo que aquí interese mucho y, definitivamente, no es algo que a estas alturas interese a nadie. Pero ése no es el punto.
Mi nombre real era, es y siempre será Constanza, pero debo decir que realmente, para muchos casos, yo era Diana. Para ese entonces la existencia de Diana Prenze llevaba un buen rato, un par de años, posiblemente. Sin embargo, eran muy pocas las personas que sabían la existencia de ese seudónimo extraño que había decidido inventar para mí, para mis escrituras.
En esos minutos de espera entre mi llegada y el toque de timbre, apareció ella. La persona con la cual jamás imaginé estaría tan conectada: Melissa.
Ya había otra Melissa en clases, y no era, precisamente, la persona más favorita del curso. De hecho, era bastante repelente. La curiosidad nos movía, porque aparentemente esta nueva Melissa, era menos nueva que la otra en realidad, sólo que yo y muchas de mis compañeras no teníamos idea de su existencia hasta que apareció. Ella era una chica que se había ido y había regresado. Menuda ironía.
Lo único que sabía por ese entonces es que ella era la contraparte de la otra Melissa, la primera era sumamente callada y cuando hablaba decía cosas tan extrañas que desesperaba y la segunda, la “nueva”, era una sabihonda que le caía mal a muchas, a veces hablaba demasiado.
No la odiaba, no. Yo no odiaba a nadie en particular, nadie merecía ese sentimiento de mi parte... Simplemente su presencia, su habladuría lograba exasperarme. Por supuesto, ese año, solo fuimos compañeras de curso, como con cualquier otra chica del curso. Ella en su grupo y yo en el mío.
Sin embargo, durante ese año y la mitad del siguiente comenzaron a suceder muchas cosas extrañas con mi grupo particular de amigas; una se retiró del colegio, el grupo se dividió, había pelambres, en resumen, me vi afectada y salí de ahí gracias a una muy buena amiga que me apoyó y consoló en mi desahucio. Así conocí a muchas personas más.
Finalmente, todo comenzó realmente en nuestro último año escolar. Creo que ese año fue en el que pasó todo. Mi ex grupo estaba en un conflicto y yo estaba en medio de eso y mi nuevo grupo me apoyaba y algunas también estaban metidas en eso. Al final, toda mezcolanza de sucesos terminó por hacer un montón de quiebres amistosos y forjar unos nuevos y muchísimo más poderosos.
Como este: En algún momento Melissa y yo nos conectamos. Seguía pareciéndome exasperante, y sigue siéndolo en algunas ocasiones, pero era mi amiga.
No sé qué fue exactamente lo que cambió o qué fue lo que nos unió. Pero llegó un momento en que ella sabía tanto de mí como yo de ella. Fue un período corto de tiempo. Fue porque compartíamos, inevitablemente, mucho tiempo juntas. Y surgió una amistad extraña, una amistad portentosa. Compartimos experiencias, situaciones, gustos y de repente, todo lo hacíamos juntas. Yo acepté compartir mi mundo con el de ella y ella compartió el suyo conmigo. Y de entonces, todo juntas. Desde el estudio hasta alguna diversión. Visitas a nuestras casas. Hasta que nuestra amistad se consolidó demasiado, mucho, tanto que podemos entender a la otra sin necesidad de palabras.
Parte II: Miranda también tiene opinión
Uff...empezaré con lo primero.
Ese año, después de una ausencia de 6 años, regresé a mis orígenes, el colegio donde inicié mis estudios.
Estaba súper nerviosa, ya que vería a mis antiguas compañeras, y no sabía cómo se tomarían el hecho de que esté de regreso. Rápidamente, logré ubicar los rostros que conocía, que resultaron ser menos de la mitad de los que habían cuando yo me alejé. Me decepcioné, pero duró poco.
Me senté con una Melissa, que se veía bien apartada del curso, y, al poco rato, me dí cuenta del porqué. Algunos me creían/creen insoportable, pero no soy NADA comparada con ella...
Al punto, al poco tiempo, fui conociendo a la masa de gente "nueva" en el curso, y, entre ellas, se hallaba Constanza.
Sinceramente, no nos veía como que pudiésemos llegar a ser amigas. Con suerte yo pensaba en ser una compañera con la que no habría conflictos, aunque, no era de todo mi agrado. Había algo en ella, que me repelía, pero me atraía, y no fue hasta que logré conocerla bien, que comprendí que era, en sí, su personalidad lo que me permitió tener a mi primera mejor amiga.
Es increíble los giros que puede dar la vida, ya que, en un momento del penúltimo año en el colegio, aparecieron variados conflictos en el curso...
Amistades de toda la vida se disolvieron como si jamás hubiesen existido.
Vi como muchas relaciones fuertes, se quebraban con un simple acto...me atemoricé, ya que temí el perder a las pocas amigas que había hecho, pero, a pesar de todo, este quiebre en las relaciones resultó para mejor...
Durante este quiebre, fue que la Conni se acercó al grupo en el que yo estaba. Nunca fui curiosa al respecto, y siempre me he dicho que con el tiempo se rebelan las razones, por lo que no indagué en el porqué de que ya no estuviese con sus amigas...
Los días pasaron, y, a pesar de no conocernos mucho, nos acercamos, empezamos a tirarnos bromas, y, sin darnos cuenta, nuestra amistad empezó a crecer, y a madurar, rápidamente, durante el último semestre del último año escolar.
Esta creciente amistad, se consolidó el día 21 de Agosto de 2009, un día que, por extraño que suene, granizó, llovió, y salió el sol, mientras esperábamos para que fuese la hora de entrar al preuniversitario, donde, entre galletas, té y tonteras por internet, nos dimos cuenta de esta amistad...
El destino nos hace dar vueltas extrañas, que parecen erradas, pero son las mejores, aunque no lo parezcan...
Y una tarde, hablando, riéndonos, jugando… comenzó todo.
“¡Somos unas naranjitas!”
“No, yo soy un Pomelo”
Pero eso, ya es otra historia...